Paisaje y patrimonio industrial de El Salt

Entre las arquitecturas de El Salt destacan varios edificios industriales, actualmente sin actividad, junto a otros residenciales, que conforman un paisaje singular. Las aguas del río Barxell, canalizadas a través de galerías y acequias, favorecieron el establecimiento de molinos harineros y, sobre todo, molinos papeleros –dedicados a la fabricación de papel de fumar– cuyo origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII. En la parte más elevada destacan los molinos de Brutinel, con su jardín monumental y su atractivo invernadero. Junto a este conjunto, adosado a la antigua carretera se encuentra uno de los edificios del Molino de En Medio, que conserva su esbelta chimenea cuadrangular, y junto a él un grupo de casas de recreo que ocupan el espacio en el que hasta 1945 había diferentes edificios de este molino.

En las inmediaciones se encuentra el Molino de Regolí, que cesó su actividad como molino harinero, y que se sitúa junto a Vil·la Vicenta, una finca de recreo que en 1912 construyó la familia Gil-Albert sobre las ruinas del Molí de Tres Sous. En un plano inferior los edificios del Molí del Racó y La Borrera, antiguos molinos papeleros amenazados hoy por la ruïna, que en el siglo XX fueron transformados para albergar una industria de paños. Y más abajo el Molino –harinero– de Samper y las ruinas del Molino de L’Aspenta, igualmente harinero.

En el fondo del valle, en las proximidades del cauce del Barxell, el Batanet del Salt, la fábrica de Pascual Aracil (El Sord), i más abajo la desmantelada Papelera del Serpis.